A fin de año invitamos a las familias de las más chiquitas a una clase. Creemos que todavía no hace falta exponerlas al escenario, las luces y todo el estrés que significa pasar por el teatro, pero que es necesario para el aprendizaje que muestren lo trabajado a quienes tengan ganas de invitar. De las clases abiertas nos vamos contentísimas, con el corazón lleno de emociones y entusiasmadas por lo que vendrá al año siguiente.